miércoles, 4 de junio de 2008

Un título romántico

Confieso que siempre he sentido una especial debilidad por Gustavo  Adolfo Becker, y a través de su muy particular figura y su vida de novela, por todo el movimiento romántico europeo, y español en particular. En otras palabras me declaro un romántico inveterado, amor, muerte, sacrificio, el mundo ultraterreno, el suicidio por amor o por honor, que a la postre, como posición frente a la vida, tendería un hilo sutil pero no extraño, entre este movimiento dieciochesco europeo y la reciente, para esa época, descubierta y popularizada cultura japonesa.
En fín, todo un mundo de pasión y adrenalina, de riesgos y de extremos, que puesto de otra manera no viene a ser sino la misma vida apurada y degustada al máximo, como lo que es, un pequeño y delicioso sorbo de vino en una inmensa bodega de proporciones infinitas. 
Pues bién, me dije, si mi intención declarada aquí es reflexionar sobre algo mucho mas pedestre como la Publicidad en el momento que nos ha tocado vivir, ¿por que no tomar prestado algo hermoso de un romántico como Gustavo Adolfo, y escogí, como humilde homenaje, y adapté a mis circunstancias, el título de su colección de narraciones cortas "Cartas desde mi Celda" 
¿No es acaso hoy en día La Publicidad una de las "ocupaciones" mas románticas que existe? ¿No tiene algo de todo lo anterior? Rios de adrenalina corren durante el día y muchas veces también en la noche por los pasillos de una Agencia de Publicidad, momentos de depresión y de alegrias se suceden consistentes como en un tobogán, incluso la posibilidad de la muerte y del suicidio como industria está a la vuelta de la esquina, el individualismo, caráterística clave del Romanticismo, y los egos desmedidos, son intrínsecos propios del negocio, y en gran medida se sufre y se asumen sacrificos incluso familiares sólo por amor y por honor, porque el dinero, ese vil metal, alejado del setir de los románticos como una plaga, cada día es mas escaso. 
Se trabaja el doble y se gana menos dela mitad de lo que se ganaba. Después de mas de cien años de demostrar día a día que que las grandes marcas se han construido a base de Publicidad hoy, mas que nunca, los famosos clientes nos siguen viendo como unos tianguis atendidos por unos hippies poco serios que trabajan por el amor al arte y a quines les hacen un tremendo favor asignándoles su importantísima cuenta a través de una niña de diecisiete años del tercer nivel de su departamento de Compras. ¿No es acaso entonces esta una "profesión" totalmente romántica? Personalmente, y durante estos últimos treinta años, he puesto mi granito de arena para que se vendieran muchísimas camionetas Ford, se facturaran miles de millones con Amex, se pintaran sus preciosas canas miles de mujeres con Clairol, bebieran Electropura hasta caer ahitos miles de mexicanos, se convencieran de que no pueden probar sólo una papa Sabritas otros millones, que Liverpool fuera parte de la vida de muchas mujeres que compran como posesas , y al final yo sigo siendo condenada y miserablemente pobre. ¿No es esto el colmo del romanticismo? 
Pues es mi intención reflexionar sobre estas y otras muy complejas y paradójicas realidades del moderno escenario de la Publicidad, ese mundo para muchos deslumbrante, misterioso y por lo mismo atrayente, aventurero y fashion, desde aquí, desde mi Celda de alta seguridad, Celda de la que, a estas alturas, dudo de que pueda o quiera escapar, pues si uds se paran a reflexionar, el masoquismo también es un ingrediente esencial del Romanticismo.   

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